La fibromialgia, según la Federación Española de enfermedades Raras (FEDER) es “una enfermedad neuro-inmuno-endocrina, que lleva aparejado un importante desarreglo bioquímico”, que causa una gran fatiga física y mental que no se alivia con descanso y que produce múltiples síntomas.
La Sociedad Española de Reumatología, la considera una anomalía en la percepción del dolor, de manera que se perciben como dolorosos, estímulos que habitualmente no lo son.
La fibromialgia es un problema frecuente que en España padece entre el 2% y el % de la población general adulta que, podría estar afectando a más de un millón de personas en nuestro país, del que el 90% son mujeres. Además, se estima que 3 de cada 4 pacientes están sin diagnosticar. Como consecuencia de este padecimiento, y del de fatiga crónica, se estima que un 20% de los pacientes con estas enfermedades se ven incapacitados para poder ir a trabajar. Aunque esta dolencia fue incluida en la Clasificación Internacional de Enfermedades por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en el año 1991, durante mucho tiempo se ha considerado como algo “simulado” y no como una enfermedad real.
No obstante, en los últimos tiempos los tribunales están siendo receptivos a los problemas reales que causa esta enfermedad en el paciente, otorgándose el grado de invalides absoluto cuando va acompañada, cosa que es habitual, de otras patologías.
La Justicia está tomando en consideración las serias limitaciones que el padecimiento de la fibromialgia y el síndrome de fatiga crónica provocan en las trabajadoras. Las sentencias, cada vez con más asiduidad, apuntan a que estas patologías invalidan las facultades reales para consumar el trabajo con cierta eficacia, ya que, se trata de patologías que por el intenso dolor que provocan, merman notablemente la capacidad productiva, en términos de rendimiento, capacidad y eficacia, y sin que el hecho de que se puedan realizar tareas livianas basta sin más para enervar la situación incapacitante en la consideración apreciada en instancia de permanente y absoluta. Es decir, que los padecimientos sufridos se considera que impiden el desempeño de cualquier tipo de trabajo, por sedente que sea, “Con mínima idea de aprovechamiento, continuidad y eficacia”.
Nuestro despacho ha conseguido, en fechas recientes, el reconocimiento de una invalidez en grado de absoluta a pacientes que sufrían fibromialgia y síndrome de fatiga crónica.